¿POR QUÉ GANÓ BORIC LA ELECCIÓN PRESIDENCIAL?

Por CARLOS DANTE GIULIUCCI ANDUEZA                               

 

Sin duda que los méritos propios de Boric fueron decisorios, y considerando la acertadísima llegada de Ia doctora Siches; pero también es válido aplicar el dicho que por la boca muere el pez para el derrotado.

 

El discurso sesentero en el contexto de la Guerra Fría fue la matriz de las intervenciones que Kast esgrimió en los debates y en su recorrido por las regiones.  Le falló el cálculo o no revisó el padrón electoral.   La mayoría de los votantes no vivieron esa etapa política.  Y, finalmente, no convenció con su verborrea anquilosada, prevaleciendo en la percepción del electorado mayoritario, que él es un político más de viejo cuño.

Lo que se piensa no debe estar divorciado con lo que se dice.  El candidato Kast, en su discursiva siempre estaba apelando a la paz, el orden, el crecimiento.  Sin embargo, en los debates con Boric siempre buscaba la confrontación, haciendo imputaciones de dudoso rédito, que a la larga se le transformaban en un bumerang.  Recurrió siempre al ataque personal y no a exponer sus propuestas gubernamentales.  Es que no las tenía definitivamente, porque lo que le animaba en esta aventura a él y sus adláteres,  era reponer el orden público,  sin cambiar sustancialmente el Orden Social que es inherente al Estado de Bienestar.

Una de sus pésimas expresiones la dijo en ese encuentro de supuestos líderes de la democracia sudamericana, afirmando que Chile el 18 de octubre no despertó, sino que entró en una pesadilla de la cual despertaría el día 19 de diciembre, obviamente ganando él.   Varios de los mandatarios que participaron en ese encuentro, a primera hora el lunes 20 pasado, estaban mandando las felicitaciones a Boric.  Fue una de las tantas patinadas que el candidato del resabio pinochetista se mandó, quizás sintiéndose seguro de ganar por la mala información que le entregaban sus orejeros.

Boric no solo ganó por el pobrísimo discurso de su contrincante que incluía la monserga del miedo, que fue tan manoseada al punto de transformarse finalmente en una caricatura.  A los votantes para nada les pasaba por la mente que Ricardo Lagos o Michel Bachelet daban su apoyo a un candidato que iba a terminar con las libertades e instaurar el comunismo.  Su discurso era tan vacío y repetitivo que ni a los que votaron por Parisi en la segunda vuelta los entusiasmó.

Los jóvenes volvieron a las calles, pero esta vez a las urnas, para expresar con su voto que el miedo o el “cuco comunista” no va con ellos.  Fueron estos jóvenes los que iniciaron este camino,  desde que saltaron los torniquetes y empujaron desde las calles la nueva arquitectura social para nuestro país.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *