Por LEONEL RAMÍREZ PINO
Reconozco que me costó escribir estas líneas, pero me he sentido tan molesto y, a la vez, dolido que tome la decisión. Muchos de los que leerán estas líneas me entenderán. Son las 20:00 horas y a esta altura ya no espero nada.
Francisco Gómez Ramírez estuvo. Fueron 18 años al mando de la comuna, por lo que estoy seguro que todos o casi todos los que recibirán este mensaje, lo conocieron y supieron de su amistad, solidaridad, y disposición hacia el prójimo.
Por eso me duele, me molesta, y me apena, que el municipio no haya publicado una mísera línea en sus redes sociales, recordando el primer aniversario de su muerte.
¿Quién dio la orden para no hacerlo o sólo fue la inoperancia de los funcionarios a cargo de difundir las actividades del municipio? Pregunta 
que nadie va a responder.
El 2 de julio no es una fecha cualquiera, es una pérdida de dolor para la gran mayoría de los montinos, ya que se fue, guste a quién guste, un hombre que quedó en la historia de la comuna y que como alcalde, no tuvo, no tiene, y quizás no tendrá, comparación.
No publicar una pequeña reseña en su memoria es una falta imperdonable, pequeña, y miserable. El valor de las personas se ve en estas circunstancias, dónde lo profesional debe pasar por sobre la zalamería barata y acomodaticia.
Queda el consuelo de que, pese a esta imperdonable falta, quienes le respetamos y quisimos como alcalde, jefe o amigo, no vamos a dejar que su imagen y obra se deje de recordar.
Disculpen este desahogo, pero alguien debía hacerlo, aunque ya no sea parte de este municipio y de esa comuna que aprendí a querer.